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En este desván, encontrarán aquellos conciertos que me han hecho vivir lo mas sublime de la música

jueves, 21 de julio de 2016

Caballeria Rusticana - I Pagliacci - teatro Colón (21.07.2015)






Buenas Tardes



Después de mucho, mucho tiempo, volvemos a darle vida a este mágico rincón.

Un día como hoy, pero del año pasado, tuvimos la dicha de vivir uno de esos conciertos que nos han marcado mucho


Esta vez, se trata de Caballería Rusticana de Pietro Mascagni, e I pagliacci, Ruggiero Leoncavallo. Estas óperas habitualmente, se dan en conjunto, ósea las dos en la misma función.

El año pasado, José Cura, Después de mucho tiempo sin actuar en el Teatro Colón, volvió a escena con estas dos óperas. Fue muy cuestionado, por desaciertos en el libreto, la puesta en escena y su calidad vocal. Para MI reina y para Mí, fue una muy buena función, en lo musical, y que, como siempre lo ha hecho el Colón, nos ha renovado, redimido, nos ha sumergido en lo más sublime de la música, y de nuestro amor.


La música como les decía fue bellísima, y el Coro de Niños del Teatro Colón, impecable. Muy buena actuación de Fabián Veloz


Después de la ópera, fuimos a San Remo, Una confitería histórica de La Crose (La oficinita de mi reina) Una cena muy amena, romántica, comentando la función, salvo...... Que nos dijeron con mucha sutileza que nos apuráramos, que tenían que cerrar. Les puedo asegurar, que no hay peor cosa que te saquen de un lugar!


Luego, nos fuimos para Caseros, a seguir disfrutando de estar juntos, de lo bello que es tenernos el uno para el otro. Y también, tuvimos que encargarnos de que Keegan y Charly comieran, sino, nos comen a nosotros jajaaa!!

La pretensión de mostrar demasiado
Con pintoresquismo de postal, la puesta en escena de estas dos óperas que funcionan, a priori, como mecanismos perfectos, lejos de aportar significados nuevos o de iluminar el drama desde otros ángulos, puebla la acción de contradicciones.

Por Diego Fischerman

Entre las muchas equivocaciones en que puede incurrir un puestista en escena hay una imperdonable: no confiar en la obra que se tiene entre manos. Cavalleria rusticana (caballerosidad rústica, o, eventualmente códigos de pueblo), de Pietro Mascagni, y Pagliacci (payasos), cada una a su manera, son mecanismos perfectos. En ambas, acabaron destruidos por la pretensión de mostrar demasiado, por la necesidad de rellenar silencios, un sobre énfasis tan abundante como innecesario y una adaptación de época y lugar decorativa y exterior que, lejos de aportar significados nuevos o de iluminar el drama desde otros ángulos, pobló la acción de contradicciones y lo hizo a cambio de nada.
En la primera, una narración fragmentada, contada a varias voces y, en dos momentos esenciales, desde fuera de la escena, construye una infalible crónica de muerte anunciada. Ni el romance adúltero ni el duelo final se muestran. Son contados por otros. Una serenata, a telón cerrado, y un grito lejano, al final, alcanzan para que ese relato casi cinematográfico se cargue de potencia. En la segunda, la comedia que representan los payasos se parece demasiado al drama de la vida real y uno acaba tomando el lugar de la otra. Las adaptaciones no son buenas ni malas en sí mismas. Don Giovanni como un yuppie incapaz de satisfacerse, en la mirada de Marcelo Lombardero presentada por Buenos Aires Lírica el año pasado, y el contracanto de la Pepita Jiménez de Isaac Albéniz dirigida por Calixto Bieito en el Argentino de La Plata en 2012, para utilizar dos ejemplos relativamente cercanos, producían, con esas operaciones, sentido teatral. La ubicación en la calle Caminito de La Boca de estas dos óperas esencialmente sicilianas, por temática, idiosincrasia de los personajes y un entorno profusamente mencionado en sus textos, no pasa de ser una postal pintoresca. Y, para peor, una postal llena de errores.
En el programa de mano se anuncia que la puesta es un “homenaje a la inmigración italiana del 1900”. Y el vestuario remite, en efecto, a esa época. No así el mural de La Boca reproducido en escena, otro recordatorio del pasado que mal podría haber estado allí cuando ese pasado era aún el presente. Alfio, el carretero, llegando en una moto y hablando de cómo manejar los caballos y las alusiones a las labranzas del campo en un medio absolutamente urbano podrían ser pasados por alto, finalmente, si la moto, la ciudad o el mural guardaran alguna relación con un nuevo drama entretejido con el original. Pero no es así. Un escenario absolutamente frontal, con una perspectiva simétrica, obliga a que todo suceda en el centro del escenario; los movimientos de masas, que aparecen y desaparecen súbitamente, son forzados y el hecho de que la puesta sitúe la vivienda de Alfio y Lola sobre la taberna de Mamma Lucia (aquí Bar Caminito-Tango), cuando en el texto se habla de que se ha visto a Turiddu rondar esa casa, en la lejanía, provoca nuevos problemas. Lo peor, no obstante, es haber puesto en escena todo lo que Mascagni buscó ocultar. El adulterio se explicita, en el bellísimo Intermezzo orquestal una pareja vestida como Lola y Turiddu baila un tango acrobático y, a cuento de nada, un acordeón duplica la melodía sobre el escenario y, en el final, en lugar del grito llega Santuzza para decir “han matado a Turiddu”. Como si hiciera falta, en el comienzo y antes de la aparición de la orquesta se escucha desde un disco “Caminito”.
La iluminación tampoco ayuda a crear climas y, en el caso de Pagliacci, donde la función repetidamente se anuncia “a las 23”, el cielo quedó congelado en un pertinaz atardecer, como si la acción, en lugar de La Boca, transcurriera en el verano noruego. A favor de Cura deben contabilizarse las pequeñas acciones que desarrolla cada una de las personas en escena y su intento de unir ambas historias (la segunda comienza con el entierro del héroe de la primera) que, si bien no aporta nada trascendente, tampoco molesta en demasía.
Con un elenco correcto en Cavalleria, donde se destacaron un solvente Enrique Folger (como Turiddu) y Guadalupe Barrientos (Santuzza) que ganó seguridad y expresividad a lo largo de la ópera, fue Pagliacci, sobre todo, la que no llegó a articularse musicalmente. Parte de la responsabilidad fue del director, Paternostro, que nunca llegó a hacer suya ninguna de las dos obras y que mostró serios problemas de marcación, ocasionando frecuentes desajustes en las entradas de la orquesta. Y parte tuvo que ver con un reparto poco adecuado: José Cura intenso aunque con poco control de su voz, oscilando entre el grito y lo inaudible y Mónica Ferracani muy lejos de la pasión que se esperaría en Nedda. La Orquesta Estable, aun con la falta de brío que supo imprimirle el director, tuvo algunos momentos sumamente bellos en las maderas –más allá de algún traspié del clarinete– y cuerdas y el Coro Estable tuvo una participación irreprochable.
CAVALLERIA RUSTICANA, de Pietro Mascagni, con libreto de Giovanni Targioni-Tozzetti y Guido Menasci.
PAGLIACCI, de Ruggiero Leoncavallo, con libreto propio.
Dirección musical: Roberto Paternostro.
Dirección de escena, diseño de escenografía e iluminación: José CuraOrquesta Estable, Coro Estable (dirigido por Miguel Martínez) y Coro de Niños del Teatro Colón (dirigido por César Bustamante).
Elenco en Cavalleria rusticana: Enrique Folger, Guadalupe Barrientos, Leonardo Estévez, Anabella Carnevali y Mariana Rewerski.
Elenco en Pagliacci: José Cura, Mónica Ferracani, Fabián Veloz, Gustavo Ahualli, Sergio Spina, Reinaldo Samaniego y Gabriel Vacas.
Fuente:
Página/12
Lamentablemente, no disponemos de esta función completa. Pero, aquí les dejamos algunos fragmentos para que puedan disfrutar de lo que fue esa noche
Descarga:
 
 
Y de yapa, les dejo una grabación en cd de estas obras magistrales
Cavalleria Rusticana
"Caballerosidad Pueblerina" es la primera y, junto con "I Pagliacci" (Leoncavallo), la más famosa de las óperas veristas. El Verismo se corresponde con el Naturalismo literario, caracterizado por libretos sacados de la vida cotidiana y un canto crudo, realista hasta alcanzar el alarido.
Pietro Mascagni (Livorno 1863 - Roma 1945) estrenó "Cavalleria Rusticana" el 17 de mayo de 1890 en el teatro Costanzi de Roma, consta de un sólo acto y tiene una duración de 1 hora 10 minutos.
La obra resultó ganadora en un concurso de óperas de un sólo acto que organizó el editor Sonzogno; conquistó inmediatamente al público europeo e impuso la moda de las obras en un acto.
Los autores del libreto fueron Guido Menasci (1867 - 1925) y Giovanni Targioni-Tozzetti (1863 - 1934), según la obra homónima de Giovanni Verga (1884).
Pietro Mascagni (1863-1945)
Cavalleria Rusticana
Turiddu: Jussi Bjorling
Santuzza: Renata Tebaldi
Luci: Rina Corsi
Alfio: Ettore Bastianini
Lola: Lucia Dani
Orchestra e coro del Maggio Musicale Fiorentino
chorus master: Andrea Morosini
Conductor: Alberto Erede Decca 
I PAGLIACCI

(ÓPERA EN UN PRÓLOGO Y DOS ACTOS)
Música y libreto: Ruggiero Leoncavallo (1857/1919).
Orquesta y Coro de la Accademia di Santa Cecilia de Roma dirigidos por Francesco Molinari-Pradelli.
Intérpretes:
-          Tenor: Mario del Monaco (Canio).
-          Soprano: Gabriella Tucci (Nedda).
-          Barítono: Cornell MacNeil (Tonio).
-          Tenor: Piero de Palma (Beppe).
-          Barítono: Renato Capecchi (Silvio).
PRÓLOGO
“Si può? Si può?” (Tonio).
ACTOI           
1.         “Son qua! Ritornano” (coro).
2.         “Un grande spettacolo a ventitrè ore” (Canio).
3.         “Un tal gioco, credetemi” (Canio).
4.         “I zampognari! Don, din, don” (aldeanos y niños).
5.         “Qual fiamma avea nel guardo! Stridono lassù” (Nedda).
6.         “Sei là! credea che te ne fossi andato” (Nedda).
7.         “Nedda! Silvio! a quest'ora!” (Silvio y Nedda).
8.         “Cammina adagio e li sorprenderai” (Tonio).
9.         “Recitar! Vesti la giubba” (Canio).
INTERMEZZO (orquesta).
ACTO II
1.         “Ohè! Ohè! Presto, affrettiamoci” (hombres y mujeres).
2.         “Pagliaccio, mio marito” (Colombina).
3.         “È dessa! Dei, com'e bella” (Tadeo).
4.         “Arlecchin! Colombina!” (Colombina y Arlecchino).
5.         “Versa il filtro ne la tazza sua!” (Arlecchino).
6.         “No! Pagliaccio non son” (Canio).


PERSONAJES:
-          Canio (tenor). Es el jefe de una compañía de actores, de mal genio y edad madura. En la obra que representa su compañía él hace el papel de Pagliaccio, payaso y marido traicionado.
-          Tonio (barítono). Es un jorobado de carácter amargado, al que atormenta su pasión por Nedda. En la obra de la compañía interpreta a Taddeo, un sirviente.
-          Nedda (soprano). Es la joven esposa de Canio que en la obra de la compañía hace de Columbina, la mujer de Pagliaccio. Está harta de Canio y su vida de continuo traslado. Se ha enamorado de Silvio, un joven del pueblo.
-          Beppe (tenor). Es un actor que en la obra interpreta el papel cómico y romántico de Arlecchino, el amante de Columbina.
-          Silvio (barítono). Es un joven del pueblo amante de Nedda.
Esta ópera se desarrolla alrededor de 1870 en Calabria (Italia) y en el día de la festividad de la Asunción de la Vírgen,.
ARGUMENTO:
En el prólogo, Tonio le cuenta a los espectadores que la historia que están a punto de oír es una historia real con personajes reales.
Canio, líder de un grupo ambulante de actores, advierte que si llegara a enterarse de que su mujer Nedda le es infiel, le haría pagar duramente su infamia.
Tonio trata de acercarse a Nedda, mujer de Canio, pero ésta lo rechaza.
Logra escuchar sin embargo, como Nedda y su amante Silvio planean huir juntos, y corre en búsqueda de Canio.
Canio da rienda suelta a su dolor, y en la escena preparada para la función, en la cual debe representar el papel de payaso, Nedda el de colombina y Beppe el de arlequín, encuentra la situación tan real que enceguecido de celos apuñala a Nedda y luego a Silvio, que corre en ayuda de aquélla.
Descarga:
Hasta la próxima aventura!
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