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En este desván, encontrarán aquellos conciertos que me han hecho vivir lo mas sublime de la música

sábado, 30 de julio de 2016

Orquesta West-Eastern Divan & Martha Argerich - Festival de Música y reflexión - Teatro Colón (29.07.2015)







Esto tendría que haber sido posteado ayer. Pero, entre reunión con amigos, y el segundo concierto del abono estelar, no tuvimos tiempo para publicarlo. Pero, más vale tarde que nunca!



Que frío hacía aquel miércoles 29 de Julio! Casi similar al frío de ayer.


La cita fue en el Colón, en la confitería. Esta vez el concierto era con la West-Eastern Divan, y Martha Argerich como solista. Como ya saben, mi amada tuvo una conexión casi instantánea con Martha....... se emocionó en ambos conciertos.....


El concierto, una belleza. Entre sus puntos altos, se pueden citar el Bailecito Guastavino, y el Concierto Nº2 de Beethoven


Finalizada la función, nos fuimos hacia la entrada de Cerrito, por donde salen los artistas, para intentar saludar a alguno. Nuestra idea era saludar a Martha, pero, lamentablemente no se pudo. Lo bueno fue compartir un grato momento junto a Richard, y Mariano Borgiani, entrañables amigos que nos dejó este festival.


Luego de la infructuosa espera, nos fuimos a tomar el colectivo, que tanto Richard como Mariano nos hicieron el aguante hasta que viniese el bondi. Gracias muchachos por todo!!!


Esta vez, no hubo escala en ningún lugar, por lo que el viaje fue directo a casa, donde ya teníamos un rico suflé de verdura preparado, con algunas aceitunas, quesito y un buen vino para compartir y celebrar todo lo lindo que estábamos viviendo. Algo muy personal, muy nuestro.


Esa noche podría haber terminado sin incidentes, una noche magistral..... Pero... siempre hay un pero! AL darle de comer al negro perrudo que Yo tengo, en su desesperación por comer, me saltó, y tiró toda la comida al piso....... Menos mal que su apodo de aspiradora lo lleva a la perfección, porque eso fue lo que hizo! Tenían que verlo, barriendo el piso, buscando los granitos de alimento.... Y digo menos mal, porque si no tenía que ponerme a limpiar el piso. Y como no podía ser de otra manera, la velada terminó con música de fondo de Martha Argerich, mientras disfrutábamos de la cena, de tenernos el uno al otro.

Lista  de obras:
01. Concierto No2 - Beethoven
02. Bailecito de Guastavino
03. Tchaicovsky - Sinfonía No4 (1)
04. Tchaicovsky - Sinfonía No4 (2)
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Solo faltó el bis.

Debajo algunas reseñas del concierto



domingo, 23 de agosto de 2015

   
"Mi abrazo con Martha Argerich" - por Esther Paredes






Nací hace 85 años en una isla correntina, Apipé Grande, en una familia muy pobre. Pude ir a la escuela hasta cuarto grado pues nunca mandaron a mi pueblo de Corrientes maestras para poder terminar quinto y sexto. Esperábamos el domingo con ansias y también con hambre atrasada, pues la Asociación Cooperadora nos convocaba a comer fideos a los alumnos más pobres.

Como fui abanderada, al terminar mis estudios me ofrecieron el cargo de Bibliotecaria y le pregunté a mi padre si podía seguir estudiando en Ituzaingó. Me contestó que consiguiera una pareja y tuviera hijos. Con eso era suficiente. Conseguí la ayuda de una hermanastra mayor que vivía en Buenos Aires y viajé a la gran ciudad con sólo 15 años para poder estudiar. Tuve mala suerte porque al poco tiempo descubrí la mala intención del compañero de mi hermana y salí a buscar trabajo urgentemente. En un matutino había una aviso que pedía niñera para una chiquita de 5 años. Me presenté y enseguida me tomaron. Mi misión era mantener el departamento en orden, hacer la comida y atender a la nena. Los padres eran profesionales y no regresaban hasta la tarde.
Despertaba a Marthita con el desayuno y la mamá me dejaba en un tocadiscos los vinilos de conciertos de piano hasta que llegaran del trabajo. La llevaban a su hijita a los conservatorios más prestigiosos. Trabajé con ellos durante cinco años, hasta que consiguieron una beca en Suiza y se trasladaron allí. Conseguí otro trabajo y comencé a estudiar en las Academias Pitman.
Ya casada, mi hijo, que es gerente en la Sociedad Argentina de Escritores, se enteró que estaban escribiendo un libro sobre la vida del director de orquesta Daniel Barenboim, y de los pianistas Bruno Gelber y Martha Argerich.
Cuando vinieron a dar un concierto presentaron el libro en el Hotel Paramount. Conseguí entradas con mi esposo y una entrevista con Martha Argerich de media hora. Le recordé su infancia y aquellos años en que la cuidaba y la despertaba con el desayuno. Nos abrazamos. A pesar de haber pasado casi 70 años, nunca la olvidé. Fue la “frutilla del postre” de mi vida, que no sé cuando acabará.
Esther Paredes

DNI 2.583.847

PD: mi jubilación mínima me alcanza para comprar el diario sólo los domingos. Si esta carta fuera publicada, desearía que fuese en cualquier domingo. Desde ya, muy agradecida.


Reencuentro con la niña prodigio
Esta carta, como se puede ver en la composición de Mariano Vior, llegó a la redacción escrita con una caligrafía que envidiaría cualquier joven de hoy, habituado a redactar al compás de los teclados virtuales de la tecnología digital.
La hizo Esther Paredes, de 85 años, pulso firme, ternura en el corazón y recuerdos templados en aquellos años difíciles. Venía de la pobreza más profunda y del desgarro de pegar un portazo al hogar familiar. Y se encontró trabajando en una casa de profesionales que le confiaron el cuidado del tesoro más preciado: su pequeña hija. Esther, la gran protagonista de la carta de hoy, nunca olvidó que fue la niñera de Martha Argerich, un talento argentino que hoy asombra al mundo y que tiene la sensibilidad propia de los artistas de excepción. Su niñera de hace décadas cobra hoy la jubilación mínima y su mayor gloria es haber arropado la incipiente genialidad de esa nena, mientras escuchaban juntas conciertos en viejos discos de vinilo que ya olían a futuro.



Ella, la mejor de todos

En el extremo izquierdo y posterior del escenario se abre la puerta y se asoma la cabellera blanca de Martha Argerich. En ese preciso instante, se desata un estruendo atronador que a ella parece incomodarle. Mientras camina lentamente hasta el proscenio, mueve levemente la cabeza hacia ambos lados como denotando alguna incomodidad. Como si todo esto no fuera sino un amor exagerado. Daniel Barenboim, el maestro absoluto de ceremonias, el dueño total del espacio y sus aconteceres, una especie de ángel protector, la acompaña bien de cerca, pero, en el momento de llegar al centro, la deja sola.

Ella, la mejor de todos
Él, un ídolo cabal para el público argentino, entiende perfectamente bien la situación y sabe que esa tremenda ovación de bienvenida es para ella. Lo que vino a continuación no fue simplemente una devolución de atenciones, sino una muestra acabada de que Martha Argerich no es sólo una pianista admirable, sino, con todas las reservas y subjetividades del caso, la mejor de todos. Sí, sin error gramatical de género, ella es la mejor de todos, incluidos los ellos y las ellas, la única que puede generar una tensión infinita sobre el escenario, la única que dirige sus pensamientos más profundos y su espontaneidad más abierta hacia terrenos que sólo ella concreta con una claridad franca y un arte infinito. La única, la mejor.
El año pasado, cuando con la misma WEDO y el mismo director, hizo el primero de los conciertos para piano de Beethoven, comentábamos que su modo de aproximarse al compositor difería de los cánones interpretativos que, para este repertorio, con solidez y definiciones claras, habían acuñado pianistas tan maravillosos como Brendel, Schiff o Uchida. Ahora, con el segundo de los cinco conciertos, volvió a afirmar esa individualidad, ese modo de hacer música que la aparta de esas normas aceptadas. Si de algún modo esos tres pianistas pueden haber erigido una escuela de interpretación beethoveniana a la cual entender y adherir, lo de Martha está lejos de poder ser imitado o tomado como ejemplo. Esa singularidad hace que lo de ella sea un modelo irrepetible. Desde que arranca su participación, luego de una estupenda exposición orquestal, comienzan a confundirse la más exquisita delicadeza y todas las galanuras imaginables con una teatralidad y una expresión intensa que pareciera que no pudieran fundirse en algo coherente. Sin embargo, ella le da consistencia, ilación y crea un mundo increíblemente atractivo y estilísticamente intachable.
Más allá de las meras cuestiones técnicas -Martha es una virtuosa del piano en el más brillante de los sentidos-, lo que deslumbra es la claridad con la que expone sus certezas. Todo suena bien y en su exacta medida: sus toques son impecables, sus fraseos son presentados con sutilísimas inflexiones y cambios de tempi, impresiona la precisión para elaborar pasajes de altísima velocidad sin que ninguna nota pierda su esencia, afloran acentuaciones impensadas, y las sorpresas y las exactitudes se suceden para que la atención no decaiga. La cadencia del primer movimiento fue tan abrumadora por la contundencia y lo robusto de su mensaje como conmovedor fue el refinamiento con el que paseó sus dedos por el teclado en el segundo movimiento, siempre al borde del volumen más escaso, al tiempo que todo era tan comprensible como convincente.
Menester es señalar que Barenboim y los músicos de la WEDO la acompañaron de modo ideal en todas sus fantasías y voluntades.
Después de muchas idas y venidas, por fin, se sentó en el piano y, fuera de programa, tocóTraumes Wirren, la más endemoniada de las FantasiestückeOp. 12, de Schumann, tal vez para demostrar que, si quisiera, podría dedicarse a exhibir músculos y capacidades como muchos otros para quienes el virtuosismo es su más notable condición. Si ella quisiera, podría ser como ellos. Pero nadie, definitivamente ninguno de los otros, podría ser como ella.
En la segunda parte, a Barenboim y sus muchachos y muchachas árabes e israelíes les tocó la dificultosa tarea de descender del paraíso y transitar por las anchuras terrenales. Y si bien la WEDO es una orquestal juvenil ampliamente consolidada, la interpretación de la Sinfonía N° 4, de Chaikovski, no alcanzó el mismo nivel de magia que se había enseñoreado en la primera parte del concierto. Es real que hay orquestas con mayor fuste e historia que, con el mismo Barenboim, seguramente hubieran sonado un poco más afiatadas y con más variantes y colores. Pero lo significativo es que quien estaba sobre el escenario era la WEDO, con todas las cargas humanas y simbólicas que ella conlleva. Y, en ese sentido, sería erróneo detenerse en observaciones que, en este caso, parecen inapropiadas, no pertinentes.
Las emociones se liberaron todas juntas en el final y afloraron triunfales el griterío, los aplausos y cierto furor propio de un concierto de rock. Fuera de programa, Barenboim dirigió el Vals triste, de Sibelius, y se reservó una sorpresa para el final. Presentó e invitó al joven director israelí Lahav Shaní para que él cerrara la velada. Este pianista y director de 26 años que, en 2013, obtuvo el primer premio de la prestigiosa Gustav Mahler Conducting Competition, dirigió la obertura de Ruslán y Ludmila con mucha seguridad. Podría entenderse este final tan atípico como una señal de que, a futuro, la WEDO puede tener otras posibilidades. Si bien Barenboim es el alma y factótum de la Orquesta del Diván, esta presentación de Shaní a su frente, podría tener esas implicancias. Y no estaría nada mal que este proyecto pudiera tener una vida extensa.
"Ella, la mejor de todos"
Pablo Kohan - Diario La Nación


martes, 26 de julio de 2016

Daniel Barenboim & Martha Argerich - Festival de música y reflexión - teatro Colón (26.07.2015)







Como les había comentado en la publicación anterior, las vacaciones de invierno fueron las mejores de mi vida. Y nos acercamos a uno de los conciertos más lindos, en el que más lloramos de la emoción con mi amada, el de Martha Argerich y Daniel Barenboim. Pero, paso a paso!


Retomo la narración donde la he dejado: Una vez llegados a casita, comieron los niños perrudos, fueron a hacer sus necesidades, y cuando nos acostamos, nos quedamos literalmente dormidos, a penas tocar la cama! terminamos cansados, pero, con la dicha de haber vivido un momento mágico.


Como era de esperar, el sábado 25 nos levantamos bien tarde, tipo 12 12.30.... Hasta los angelitos perrudos durmieron! así que comieron tarde, contra su costumbre! Que fieles son, como se adaptan a todo, cuanto amor tienen y cuanto nos soportan jajaaa!


Como se nos pasó la hora del desayuno, hicimos un mate-almuerzo...... así que me dispuse a preparar el mate, que fue acompañado por unas ricas empanadas...... Todavía estábamos comentando lo del viernes, y decidimos que no repetiríamos más la experiencia de tomar el tren San Martín a las 12.30 23 Hs


Como mi amada estaba con mucha fiaquita, nos mandó a Mí y al Negro Charly a hacer compras, ya que decidimos preparar algo para el domingo al mediodía, para salir temprano, para no llegar tarde como el viernes..... Así que después de la listita en braille confeccionada por mi amada, nos fuimos con el negro a hacer los mandados....


Y como no podría ser de otra manera, sabiendo los gustos de mi reina, la sorprendí con un kilo de aceitunas negras....... Siempre me gustó sorprenderla.... todo para incentivarla, para malcriarla, como Ella lo hizo siempre Conmigo.


Una de las cosas más lindas que hacíamos era trabajar en equipo........ Así que mientras yo cebaba matecitos, Ella comenzó a preparar la tarta para el otro día. Se ve que mis mates estaban saliendo como el Reverendo, por lo que los roles se invirtieron. Yo pasé a filetear verduras en la multiprocesadora y ella al mate, porque dice que lo estaba lavando jajaaa!


Después, vestimos a los angelitos, y nos fuimos caminando hasta el Esquinazo, uno de nuestros lugares, la parrilla más importante de Caseros. Aunque, Lo de Pérez no tiene nada que envidiarle.


Fue una velada muy agradable, La carne sabrosa, los perrudos trabajaron muy bien, no nos hicieron renegar por suerte!


Al volver de la cena, cerramos la noche con un champagne que teníamos preparado, para brindar por todo lo lindo que nos estaba pasando.



Y llegó el día!!!


Después de un frugal almuerzo, de cambiarnos, de peinar y vestir a los angelitos, nos fuimos para el Colón. Esta vez, tomamos el 181 hasta Caseros, y el tren hasta Retiro.


AL llegar a la estación no sé qué pasó, se ve que el Negro Charly tenía ganas de correr! Salimos como un rayo, nos fuimos para a fuera, cruzamos la calle y casi nos metemos en la terminal de micros!!! A todo esto, Keegan y mi reina habían quedado atrás jajaaa! Me tuvo que mandar a buscar por una persona divina que nos ayudó, porque ella no iba a ir a buscarme y volver para atrás dijo jaaa!


AL final logramos encontrarnos... Mejor no les cuento las palabras tan bellas que se le han dicho a quién les habla..... Jajaaa!


Por suerte el colectivo llegó rápido, así que nos fuimos directo al Teatro. Nuestra Idea era tomar un café, pero, no había lugar por la cantidad de gente! Así que nos fuimos directamente a la sala.


El concierto, fue maravilloso, escuchar tocar el piano a esos dos monstros es algo tan, tan sublime!!! Terminamos tomados de la mano, transmitiéndonos esa energía que nos redimía, que nos unía cada vez más. La emoción que nos embargaba no se puede plasmar en palabras.


Finalizado el concierto, esta vez salimos sin incidentes, por suerte no nos encontramos señoras alteradas con ciegos a cargo..... Jajaaa!


Fiel a mi costumbre, seguía con mi capricho de tomar un cafecito...... Pero, se ve que la última palabra no es mía, y la reina dijo a casa, y a casa nos fuimos........ Así que hicimos merienda-cena. Esta vez, el cafecito me lo preparó Ella....

Ahora si, a disfrutar del concierto:

Lista de obras:

01. Schumann - Seis estudios Canónicos
02. Debussy - Blanco y negro
03. Béla Bartók - Sonata dos (Pianos y percusión)
04. Danza del hada de azúcar (El Cascanueces (Vis)

Descarga:
https://is.gd/74j72s



Hasta la próxima correría! Perdón, concierto jajaaaa!!

Debajo va una reseña de lo que fue el show



Barenboim-Argerich
La conmovedora belleza del talento
Ayer, los dos geniales artistas brindaron un concierto a dúo en el Teatro Colón. Detalles de los próximos espectáculos que conforman un festival único en el mundo.
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 Por Ramiro Albino |  
25/07/2015 | 21:04 
 
 


 Historico. Argerich y Barenboim en el escenario del Colón.  
Historico. Argerich y Barenboim en el escenario del Colón. | Foto: Prensa teatro Colon 
 
Pocos músicos se pueden dar el lujo de ser marca de un festival, de tenerlo enteramente a su cargo desde el rol de intérprete y curador, y de llevar a cabo en poco más de dos semanas una maratón de doce conciertos en los que alterna los roles de instrumentista y director. Daniel Barenboim, músico argentino nacido en 1942, puede hacerlo, y para eso está en Buenos Aires ofreciendo la segunda edición de su propio festival, mientras las autoridades del Teatro Colón ya están soñando cómo será la de 2016.
 Los atractivos del festival son diversos. En primer lugar, la presencia del maestro junto a Martha Argerich, la pianista superstar que deleita con la fuerza comunicativa de su increíble discurso musical, y en segundo lugar, la Orquesta West-Eastern Divan, fundada por Barenboim junto al activista palestino-estadounidense Edward Said, en la que nuclea a jóvenes músicos del Líbano, Siria, Jordania, Palestina, Egipto, Turquía e Irán (proyecto que en palabras del músico no podría haber sido creado sin su experiencia infantil de libertad de pensamiento en Argentina), lo que asegura un altísimo nivel de interpretaciones. Pero además, como complemento al banquete musical, Barenboim ofrecerá el 1º de agosto un simposio de reflexión.
 En una de sus charlas con Edward Said, Barenboim cita un chiste de judíos en el que se cuestiona: “¿Por qué los judíos siempre responden a una pregunta con otra pregunta?”, a lo que contesta: “¿Por qué no?”. Así fue el lanzamiento de su festival 2015, el viernes, con músicas que no generan certezas sino incertidumbres; arrancando con una obra de Wagner (puerta al atonalismo), sucedida por Schoemberg y Boulez. Buena parte del público se mostró analfabeto frente al repertorio, incluso frente al Idilio de Sigfrido, de Richard Wagner, la única obra que quizás hubiera sido más sencilla de digerir, que en lugar de ser tocada por una gran orquesta, fue ofrecida en su versión original para conjunto reducido de instrumentos. Un concierto que dejó pocas certezas, pero que invita al público a múltiples preguntas, a respuestas sólidas pero dilatadas. La fiesta siguió ayer con un programa similar (las mismas obras de Schoemberg y Boulez), además de música para dúo de pianos tocada nada menos que por Barenboim y Argerich, intérpretes que ofrecerán hoy a las 17 en el Colón un programa con música de Schumann, Debussy y Bartok.

Fuente: Perfil


domingo, 24 de julio de 2016

Orquesta West-Eastern Divan - Festival de música y Reflecxión (24.07.2015)







Y llegó el día tan esperado!


Qué semana tan linda de vacaciones de invierno, que lindo es compartir tantos días juntos, qué bello es sostenerse mutuamente!


Sin duda, una de las semanas de vacaciones de invierno más lindas que he pasado.


Ya habíamos comentado, lo que significó para nosotros no poder asistir al abono estelar del año 2014, no pudiendo ver el show de Daniel Barenboim, Martha Argerich y Les Luthiers


NI si quiera se pudo asistir al ensayo general, ya que solo se podía ingresar si uno estaba en la lista de invitados. Menos mal que desde hace un tiempo, el teatro Colón dispuso que los ensayos sean abierto para todo público, con previo retiro de entradas.


La cuestión es, que esta vez sí, pudimos disfrutar de este festival de música y reflexión tan lleno de magia.


Todo empezó el 21, con Caballería Rusticana - I Pagliacci, ópera que ya hemos publicado.


EL jueves, 23, estuvimos compartiendo con mi amada y unos amigos, un asadito, para festejar el día del amigo, y brindar por la llegada de Charly, mi ángel perrudo...... después de tantas risas, anécdotas, mates y mucha camaradería, nos fuimos a caseros, ya que al otro día teníamos el primer concierto del abono estelar, hoy abono azul


El viernes, mientras mi amada tenía que hacer trámites por todo Caseros, de una punta a la otra, yo me quedé en su casa, para hacer compras, sacar a parquear a Charly... ETC. ETC.


La orden del día era, que sacase el suflé de verdura del freezer, prendiese el horno y lo dejara a fuego mínimo para cuando Ella llegase, ya esté la comida lista, así poder descansar para la tarde. Cuanta fue su sorpresa, cuando llegó, y su oso amado, el marajá osito, estaba, durmiendo!!! Siii, como lo escuchan! Ósea que en lugar de poner la comida en el horno, me quedé literalmente dormido..... Mejor ni les cuento, para que! Las cosas que le han dicho a mi persona....... mejor, lo dejamos ahí jajaaaa!!!


Finalmente, nos sentamos a almorzar, sin dejar de instigar a mi persona con una sarta de improperios...... jajaaa!


Era tanto el cansancio (De mi amada....) (Después de ´dormir toda la mañana como para estar cansado no?) La cuestión es que dormí igual jajaa!


Nos quedamos dormidos, y entre los preparativos, el cafecito, que esta vez lo hice Yo! nos aprontamos para salir hacia el Teatro Colón.


Era tan tarde, que tuvimos que tomar un remís hasta la estación de caseros. Menos mal que tuvimos suerte... justo vino un tren que solo paraba en Palermo y retiro, que si nó, NO llegábamos. Luego de llegar a Retiro, tomamos un taxi hacia el Colón. El concierto era a las 20, y nosotros llegamos a las 19.40, no saben lo que fue acomodarse! Keegan y Charly, encontraron su lugar debajo y al costado de los asientos, así que ellos, no tuvieron problema alguno.



El concierto, nos gustó mucho, aunque, ustedes podrán disfrutarlo. Para nosotros fue algo raro, ya que no solemos escuchar música de Pierre Boulez, y no es un compositor que la gente esté acostumbrada a escuchar.


Creo, que no hay nada más lindo que los aplausos finales en el teatro, y el pedido de bis....... el aplauso en el Colón, es interminable.....


A la salida, llegando al ascensor, nos encontramos con una señora muuuuy alterada que decía: Yo tengo que bajar primero, porque tengo dos ciegos a cargo....... (Se ve que la música no logró relajarla o no le gustó Pierre Boulez) Por lo que pudimos saber, eran dos personas grandes...... Entonces mi amada les dijo: NO están demasiado grandecitos para que tengan que tener alguien a cargo? Y agregó..... Nosotros bajamos después, que pase la señora que tiene dooooos cieeeegos a caaaargoooo. Jajaaaa!


Entre las dos opciones para volver a Caseros, tenemos el 39 hasta La Croce, y 123 Hasta caseros. O, ir hasta retiro con cualquiera que valla y tomar el tren San Martín. No tuvimos mejor idea que tomar el tren San Martín a las 10.30 23 HS...... Experiencia que por cierto, no se volvió a repetir. NO hay casi nadie para que te ayuden, y la verdad, el ambiente a esa hora es bastante feo. Después de alguna dificultad, logramos llegar a la estación y tomar el tren hasta Caseros. Y como no podía ser de otra manera, la aventura terminó en Adela, uno de los restoranes más lindos que he conocido. La cena transcurrió entre las risas, el comentario del concierto, degustando un buen vino tinto...... EL plato de aquel día fue Trucha del Paraná, riquísimo, se los recomiendo!


Luego de la cena, nos fuimos a casa, ya que el cansancio era total. Pero, con la alegría de haber vivido algo tan sublime, tan nuestro. Gracias amor mío por tanto!!!



Lista de obras:
01. Richard Wagner - Idilio de Sigfrido
02. Pierre Boulez - Sur Incises I
03. Pierre Boulez - Sur Incises II
04. Schonberg - Pelleas y Melisande 1
05. Schonberg - Pelleas y Melisande 2

Descarga:
https://is.gd/2Cwr2W


Hasta el próximo concierto!

De yapa, les dejo una reseña del primer concierto, y de bajo, una entrevista a Daniel Barenboim por Nelson Castro



En búsqueda de la excelencia artística
El Festival de Música y reflexión, que se extenderá hasta el 8 de agosto, tuvo una apertura extraordinaria. Con un programa poco común y hasta desafiante, el director argentino comandó a un grupo de músicos caracterizados por la versatilidad y el talento.
Por Santiago Giordano

La música como herramienta de acercamiento, camino del conocimiento, del diálogo, claro. Pero por sobre todo eso, la misión irrenunciable de la búsqueda de la excelencia artística. El viernes comenzó en el Teatro Colón el Festival de Música y reflexión, la serie de conciertos que hasta el 8 de agosto tendrá como protagonista a Daniel Barenboim, al frente de la orquesta West-Eastern Divan. El festival contará también con la participación de Martha Argerich, tocando en dúo de pianos con Barenboim y como solista con la orquesta. Argerich es miembro honorario de la orquesta que toma el nombre de una obra de Wolfgang Goethe, fundada en 1999 por el mismo Barenboim y el filósofo palestino Edward Said, para entre otras cosas fomentar la convivencia y el diálogo intercultural entre jóvenes músicos de Israel, Palestina y otros países árabes de Medio Oriente. Además de conciertos en el Teatro Colón con programas que reflejan la amplitud de la tradición musical europea y sus continuidades, el festival prevé un programa cCon música árabe e iraní, a cargo del ensamble Shiraz y el dúo integrado por Kinah Azmeh (clarinete) y Dinuk Wijeratne (piano). En este contexto, también está prevista la serie de Conciertos por la Convivencia a cargo del quinteto de bronces de la orquesta West-Eastern Divan. El ciclo dentro del festival se llevará a cabo sucesivamente en una mezquita, una sinagoga y una iglesia católica de Buenos Aires.
El comienzo del festival resultó óptimo desde lo artístico, ante una sala llena y expectante y un programa poco común, interesante desafío para intérpretes y público. Un programa que no es sino el rasgo que termina de definir el espíritu de la orquesta y a su director. El repertorio elegido planteó una línea precisa que recorre uno de los caminos posibles para explicar los procesos creativos y las transformaciones del último siglo y pico: Richard Wagner, Arnold Schoenberg y Pierre Boulez. Y además mostró la versatilidad de esta orquesta en la que israelíes y palestinos tocan la misma música, que apeló a sus solistas y al espíritu camarístico que subyace en toda buena formación orquestal.
El Idilio de Sigfrido, que Barenboim dirigió sin partitura y, como hará a lo largo de todo el concierto, sin batuta, fue la primera obra del programa. Se trata de un memento especial de un Wagner íntimo y casi doméstico, no sólo por el empleo de la pequeña orquesta, sino además por las dedicatorias que sugiere la obra, en las que se encuentran y se combinan su mujer Cosima, su hijo Sigfrido –nacido un año antes–, la Navidad de 1870, la villa a orillas del lago de Lucerna. En fin, otro rasgo evidente del sentido práctico del alemán errante. La ejecución de Barenboim jugó sobre la delicadeza de la trama y reflejó con precisión camarística la transparencia del sonido urdido con algunos motivos de Sigfrido, La tercera jornada de la tetralogía El anillo de los nibelungos, a partir de los cuales se elabora la obra.
La Sinfonía de cámara nº1 Op. 9, de Schoenberg, fue el momento culminante de la primera parte del programa. Escrita en 1906, es una obra emblemática de una época que de distintas maneras buscaba alternativas a los agotados ordenamientos del sistema tonal. Schoenberg plantea soluciones armónicas originales, como el empleo del acorde por cuartas como elemento estructural, en lo armónico, y la articulación de las distintas secciones en una gran forma sonata, en lo formal. La lectura de Barenboim exaltó la fibra romántica que subyace en la música Schoenberg, evidenciando una sintaxis de contrastes temperada por un implacable sentido rítmico, que los instrumentistas reflejaron con particular sensibilidad y precisión.
La segunda parte del programa incluyó la primera ejecución en Argentina de Sur Incises, una obra de Pierre Boulez sobre otra obra suya, según un hábito recurrente en la producción tardía del compositor francés. En 1994 Boulez escribió, a pedido de Maurizio Pollini, una pieza de ocasión que sería obra obligatoria en la edición de ese año del concurso internacional de piano Umberto Micheli. Sobre esa obra, Incises, una página breve, brillante al extremo y sostenida por un sentido de movimiento perpetuo, algunos años después elaboró una proyección sonora para tres pianos, tres arpas, y tres percusionistas con sets que incluyen marimba, vibráfono, timbales, glockenspiel, crótalos, campanas tubulares, steel drums. El resultado es una especie de juego de espejos, en el que la obra para piano solo hace retumbar continuamente y de varias maneras su gesto inicial en el ensamble para adquirir otras dimensiones temporales y espaciales. Barenboim y sus músicos mantuvieron prodigiosamente el movimiento continuo de la obra, y reflejaron con soltura el complejo juego de resonancias, reverberaciones y combinaciones tímbricas que van definiendo los dos momentos en que se articula la obra, para lograr una interpretación notable, de una belleza clásica por la nitidez y la avenencia de sus trazos.
Al final, mientras los aplausos que bajaban de las zonas altas era evidentemente más sonoros que los que llegaban de las plateas, Barenboim saludó uno por uno a los intérpretes y enseguida se acercó al proscenio como quien busca abrazar la sala que durante los próximos días lo tendrá entre sus más esperados artífices. El programa elegido fue un rasgo que termina de definir el espíritu de la orquesta y a su director.
Fuente: Página/12

Entrevista a Daniel Barenboim - Canal Tn - Por Nelson Castro (21/07/2015)
https://www.youtube.com/watch?v=BOA_Bp8FMzA

jueves, 21 de julio de 2016

Caballeria Rusticana - I Pagliacci - teatro Colón (21.07.2015)






Buenas Tardes



Después de mucho, mucho tiempo, volvemos a darle vida a este mágico rincón.

Un día como hoy, pero del año pasado, tuvimos la dicha de vivir uno de esos conciertos que nos han marcado mucho


Esta vez, se trata de Caballería Rusticana de Pietro Mascagni, e I pagliacci, Ruggiero Leoncavallo. Estas óperas habitualmente, se dan en conjunto, ósea las dos en la misma función.

El año pasado, José Cura, Después de mucho tiempo sin actuar en el Teatro Colón, volvió a escena con estas dos óperas. Fue muy cuestionado, por desaciertos en el libreto, la puesta en escena y su calidad vocal. Para MI reina y para Mí, fue una muy buena función, en lo musical, y que, como siempre lo ha hecho el Colón, nos ha renovado, redimido, nos ha sumergido en lo más sublime de la música, y de nuestro amor.


La música como les decía fue bellísima, y el Coro de Niños del Teatro Colón, impecable. Muy buena actuación de Fabián Veloz


Después de la ópera, fuimos a San Remo, Una confitería histórica de La Crose (La oficinita de mi reina) Una cena muy amena, romántica, comentando la función, salvo...... Que nos dijeron con mucha sutileza que nos apuráramos, que tenían que cerrar. Les puedo asegurar, que no hay peor cosa que te saquen de un lugar!


Luego, nos fuimos para Caseros, a seguir disfrutando de estar juntos, de lo bello que es tenernos el uno para el otro. Y también, tuvimos que encargarnos de que Keegan y Charly comieran, sino, nos comen a nosotros jajaaa!!

La pretensión de mostrar demasiado
Con pintoresquismo de postal, la puesta en escena de estas dos óperas que funcionan, a priori, como mecanismos perfectos, lejos de aportar significados nuevos o de iluminar el drama desde otros ángulos, puebla la acción de contradicciones.

Por Diego Fischerman

Entre las muchas equivocaciones en que puede incurrir un puestista en escena hay una imperdonable: no confiar en la obra que se tiene entre manos. Cavalleria rusticana (caballerosidad rústica, o, eventualmente códigos de pueblo), de Pietro Mascagni, y Pagliacci (payasos), cada una a su manera, son mecanismos perfectos. En ambas, acabaron destruidos por la pretensión de mostrar demasiado, por la necesidad de rellenar silencios, un sobre énfasis tan abundante como innecesario y una adaptación de época y lugar decorativa y exterior que, lejos de aportar significados nuevos o de iluminar el drama desde otros ángulos, pobló la acción de contradicciones y lo hizo a cambio de nada.
En la primera, una narración fragmentada, contada a varias voces y, en dos momentos esenciales, desde fuera de la escena, construye una infalible crónica de muerte anunciada. Ni el romance adúltero ni el duelo final se muestran. Son contados por otros. Una serenata, a telón cerrado, y un grito lejano, al final, alcanzan para que ese relato casi cinematográfico se cargue de potencia. En la segunda, la comedia que representan los payasos se parece demasiado al drama de la vida real y uno acaba tomando el lugar de la otra. Las adaptaciones no son buenas ni malas en sí mismas. Don Giovanni como un yuppie incapaz de satisfacerse, en la mirada de Marcelo Lombardero presentada por Buenos Aires Lírica el año pasado, y el contracanto de la Pepita Jiménez de Isaac Albéniz dirigida por Calixto Bieito en el Argentino de La Plata en 2012, para utilizar dos ejemplos relativamente cercanos, producían, con esas operaciones, sentido teatral. La ubicación en la calle Caminito de La Boca de estas dos óperas esencialmente sicilianas, por temática, idiosincrasia de los personajes y un entorno profusamente mencionado en sus textos, no pasa de ser una postal pintoresca. Y, para peor, una postal llena de errores.
En el programa de mano se anuncia que la puesta es un “homenaje a la inmigración italiana del 1900”. Y el vestuario remite, en efecto, a esa época. No así el mural de La Boca reproducido en escena, otro recordatorio del pasado que mal podría haber estado allí cuando ese pasado era aún el presente. Alfio, el carretero, llegando en una moto y hablando de cómo manejar los caballos y las alusiones a las labranzas del campo en un medio absolutamente urbano podrían ser pasados por alto, finalmente, si la moto, la ciudad o el mural guardaran alguna relación con un nuevo drama entretejido con el original. Pero no es así. Un escenario absolutamente frontal, con una perspectiva simétrica, obliga a que todo suceda en el centro del escenario; los movimientos de masas, que aparecen y desaparecen súbitamente, son forzados y el hecho de que la puesta sitúe la vivienda de Alfio y Lola sobre la taberna de Mamma Lucia (aquí Bar Caminito-Tango), cuando en el texto se habla de que se ha visto a Turiddu rondar esa casa, en la lejanía, provoca nuevos problemas. Lo peor, no obstante, es haber puesto en escena todo lo que Mascagni buscó ocultar. El adulterio se explicita, en el bellísimo Intermezzo orquestal una pareja vestida como Lola y Turiddu baila un tango acrobático y, a cuento de nada, un acordeón duplica la melodía sobre el escenario y, en el final, en lugar del grito llega Santuzza para decir “han matado a Turiddu”. Como si hiciera falta, en el comienzo y antes de la aparición de la orquesta se escucha desde un disco “Caminito”.
La iluminación tampoco ayuda a crear climas y, en el caso de Pagliacci, donde la función repetidamente se anuncia “a las 23”, el cielo quedó congelado en un pertinaz atardecer, como si la acción, en lugar de La Boca, transcurriera en el verano noruego. A favor de Cura deben contabilizarse las pequeñas acciones que desarrolla cada una de las personas en escena y su intento de unir ambas historias (la segunda comienza con el entierro del héroe de la primera) que, si bien no aporta nada trascendente, tampoco molesta en demasía.
Con un elenco correcto en Cavalleria, donde se destacaron un solvente Enrique Folger (como Turiddu) y Guadalupe Barrientos (Santuzza) que ganó seguridad y expresividad a lo largo de la ópera, fue Pagliacci, sobre todo, la que no llegó a articularse musicalmente. Parte de la responsabilidad fue del director, Paternostro, que nunca llegó a hacer suya ninguna de las dos obras y que mostró serios problemas de marcación, ocasionando frecuentes desajustes en las entradas de la orquesta. Y parte tuvo que ver con un reparto poco adecuado: José Cura intenso aunque con poco control de su voz, oscilando entre el grito y lo inaudible y Mónica Ferracani muy lejos de la pasión que se esperaría en Nedda. La Orquesta Estable, aun con la falta de brío que supo imprimirle el director, tuvo algunos momentos sumamente bellos en las maderas –más allá de algún traspié del clarinete– y cuerdas y el Coro Estable tuvo una participación irreprochable.
CAVALLERIA RUSTICANA, de Pietro Mascagni, con libreto de Giovanni Targioni-Tozzetti y Guido Menasci.
PAGLIACCI, de Ruggiero Leoncavallo, con libreto propio.
Dirección musical: Roberto Paternostro.
Dirección de escena, diseño de escenografía e iluminación: José CuraOrquesta Estable, Coro Estable (dirigido por Miguel Martínez) y Coro de Niños del Teatro Colón (dirigido por César Bustamante).
Elenco en Cavalleria rusticana: Enrique Folger, Guadalupe Barrientos, Leonardo Estévez, Anabella Carnevali y Mariana Rewerski.
Elenco en Pagliacci: José Cura, Mónica Ferracani, Fabián Veloz, Gustavo Ahualli, Sergio Spina, Reinaldo Samaniego y Gabriel Vacas.
Fuente:
Página/12
Lamentablemente, no disponemos de esta función completa. Pero, aquí les dejamos algunos fragmentos para que puedan disfrutar de lo que fue esa noche
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Y de yapa, les dejo una grabación en cd de estas obras magistrales
Cavalleria Rusticana
"Caballerosidad Pueblerina" es la primera y, junto con "I Pagliacci" (Leoncavallo), la más famosa de las óperas veristas. El Verismo se corresponde con el Naturalismo literario, caracterizado por libretos sacados de la vida cotidiana y un canto crudo, realista hasta alcanzar el alarido.
Pietro Mascagni (Livorno 1863 - Roma 1945) estrenó "Cavalleria Rusticana" el 17 de mayo de 1890 en el teatro Costanzi de Roma, consta de un sólo acto y tiene una duración de 1 hora 10 minutos.
La obra resultó ganadora en un concurso de óperas de un sólo acto que organizó el editor Sonzogno; conquistó inmediatamente al público europeo e impuso la moda de las obras en un acto.
Los autores del libreto fueron Guido Menasci (1867 - 1925) y Giovanni Targioni-Tozzetti (1863 - 1934), según la obra homónima de Giovanni Verga (1884).
Pietro Mascagni (1863-1945)
Cavalleria Rusticana
Turiddu: Jussi Bjorling
Santuzza: Renata Tebaldi
Luci: Rina Corsi
Alfio: Ettore Bastianini
Lola: Lucia Dani
Orchestra e coro del Maggio Musicale Fiorentino
chorus master: Andrea Morosini
Conductor: Alberto Erede Decca 
I PAGLIACCI

(ÓPERA EN UN PRÓLOGO Y DOS ACTOS)
Música y libreto: Ruggiero Leoncavallo (1857/1919).
Orquesta y Coro de la Accademia di Santa Cecilia de Roma dirigidos por Francesco Molinari-Pradelli.
Intérpretes:
-          Tenor: Mario del Monaco (Canio).
-          Soprano: Gabriella Tucci (Nedda).
-          Barítono: Cornell MacNeil (Tonio).
-          Tenor: Piero de Palma (Beppe).
-          Barítono: Renato Capecchi (Silvio).
PRÓLOGO
“Si può? Si può?” (Tonio).
ACTOI           
1.         “Son qua! Ritornano” (coro).
2.         “Un grande spettacolo a ventitrè ore” (Canio).
3.         “Un tal gioco, credetemi” (Canio).
4.         “I zampognari! Don, din, don” (aldeanos y niños).
5.         “Qual fiamma avea nel guardo! Stridono lassù” (Nedda).
6.         “Sei là! credea che te ne fossi andato” (Nedda).
7.         “Nedda! Silvio! a quest'ora!” (Silvio y Nedda).
8.         “Cammina adagio e li sorprenderai” (Tonio).
9.         “Recitar! Vesti la giubba” (Canio).
INTERMEZZO (orquesta).
ACTO II
1.         “Ohè! Ohè! Presto, affrettiamoci” (hombres y mujeres).
2.         “Pagliaccio, mio marito” (Colombina).
3.         “È dessa! Dei, com'e bella” (Tadeo).
4.         “Arlecchin! Colombina!” (Colombina y Arlecchino).
5.         “Versa il filtro ne la tazza sua!” (Arlecchino).
6.         “No! Pagliaccio non son” (Canio).


PERSONAJES:
-          Canio (tenor). Es el jefe de una compañía de actores, de mal genio y edad madura. En la obra que representa su compañía él hace el papel de Pagliaccio, payaso y marido traicionado.
-          Tonio (barítono). Es un jorobado de carácter amargado, al que atormenta su pasión por Nedda. En la obra de la compañía interpreta a Taddeo, un sirviente.
-          Nedda (soprano). Es la joven esposa de Canio que en la obra de la compañía hace de Columbina, la mujer de Pagliaccio. Está harta de Canio y su vida de continuo traslado. Se ha enamorado de Silvio, un joven del pueblo.
-          Beppe (tenor). Es un actor que en la obra interpreta el papel cómico y romántico de Arlecchino, el amante de Columbina.
-          Silvio (barítono). Es un joven del pueblo amante de Nedda.
Esta ópera se desarrolla alrededor de 1870 en Calabria (Italia) y en el día de la festividad de la Asunción de la Vírgen,.
ARGUMENTO:
En el prólogo, Tonio le cuenta a los espectadores que la historia que están a punto de oír es una historia real con personajes reales.
Canio, líder de un grupo ambulante de actores, advierte que si llegara a enterarse de que su mujer Nedda le es infiel, le haría pagar duramente su infamia.
Tonio trata de acercarse a Nedda, mujer de Canio, pero ésta lo rechaza.
Logra escuchar sin embargo, como Nedda y su amante Silvio planean huir juntos, y corre en búsqueda de Canio.
Canio da rienda suelta a su dolor, y en la escena preparada para la función, en la cual debe representar el papel de payaso, Nedda el de colombina y Beppe el de arlequín, encuentra la situación tan real que enceguecido de celos apuñala a Nedda y luego a Silvio, que corre en ayuda de aquélla.
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Hasta la próxima aventura!
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